Familiares y ciudadanos, indignados por el asesinato de los niños Alexander, Gael y su padre, protagonizaron una manifestación frente al Palacio de Gobierno de Sinaloa. Durante la protesta, exigieron justicia y demandaron acciones concretas para garantizar la paz en Culiacán, una ciudad que ha vivido bajo la sombra de la violencia durante los últimos meses. “¿Cuándo acabará esta guerra que ha sembrado terror durante más de cuatro meses?”, cuestionaron con desesperación los asistentes, quienes rompieron el silencio con consignas de dolor y exigencias de seguridad.
El ataque ocurrió el pasado martes 21 de enero en el fraccionamiento Los Ángeles, donde Antonio, de 40 años, viajaba en un vehículo Toyota Yaris junto a sus dos hijos, Gael, de 12 años, y Alexander, de 9, además de su sobrino Adolfo, de 17 años. Todos fueron víctimas de un ataque con armas de fuego que dejó a Antonio y Gael muertos en el lugar, mientras Alexander sucumbió a sus heridas días después. Adolfo, por su parte, permanece hospitalizado en estado delicado.
A pesar de los constantes patrullajes y anuncios de resultados por parte de las fuerzas de seguridad, la percepción de tranquilidad en Sinaloa sigue lejana. En Culiacán, conocida como “la capital del bienestar”, la población vive sumida en el miedo e incertidumbre, cuestionando cuándo llegarán soluciones reales que frenen la violencia que afecta la región desde hace meses. La protesta, cargada de dolor y desesperación, fue un llamado urgente a las autoridades para actuar ante la creciente ola de violencia que sigue cobrando vidas inocentes. En un contexto donde las palabras parecen insuficientes, las demandas ciudadanas claman por un cambio que permita devolver la seguridad a las calles de Culiacán.